"Esta hermosa institución está situada en la calle Fortuny. Es un hotelito de plácido encanto... Llamáis tirando de un cordón de hierro... En la lejanía, suena la campana... El maravilloso sol, os templa en la puerta mientras que esperáis. Una pulcra doncellita, vestida de negro, con un delantal blanco, que se ahueca almidonado, como las alas de una paloma, abre la verja... Entre fronda de yedra, campanillas y adelfas que apasionadas trepan por todas partes, atravesáis el jardín por un paseíto ondulante que os conduce hasta el edificio, elevado coquetonamente en el centro del jardín. En vuestro camino os habéis tropezado con grupos de estudiantes mozos, que conversan, pasean o discuten..."
El Caballero Audaz, "Nuestras visitas. D. Miguel de Unamuno", op.cit., s.p. Respecto al vestido de las doncellas, refiriéndose ya a la sede de los Altos del Hipódromo, escribe Moreno Villa: "Las mujeres del servicio van de negro y blanco o de mallorquín a rayas azules"
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