domingo, 9 de diciembre de 2012

El Rey y la Residencia

Noticia "El Rey en la Residencia de Estudiantes"

"La visita"

El domingo 19 de febrero de 1911, según una crónica del diario ABC, el Rey fue recibido en la sede residencial por los señores ministro y subsecretario de Instrucción pública, por el Sr. Cajal, presidente de la Junta, el Sr. Menéndez Pidal, presidente del Comité de la Residencia; el señor marqués de Palomares del Duero, D. José Castillejo y otros vocales de aquel Comité. Acompañaron a S.M. en su visita el señor marqués de la Torrecilla, el señor gobernador civil y otras personas.

El Sr. Castillejo, alma de la Residencia, fue quien explicó a S.M. el Rey el funcionamiento de la institución, demostrando con la mayor sencillez una cultura asombrosa, como la actitud receptiva de Alfonso XIII:

" Su Majestad visitó detenidamente la casa,conversó durante una hora, con su acostumbrada afabilidad, con los estudiantes y con las personas citadas, se enteró con todo detalle de los antecedentes de la obra y de las condiciones en que se desarrolla, hizo observaciones que indican cuánto se preocupa y cuán intensamente está penetrado de las modernas orientaciones pedagógicas y ofreció generosamente su concurso para la extensión de este movimiento, que comprende en todo su alcance."




Acerca de la actividad deportiva impulsada por la Residencia, destacó que también él quería fomentar los juegos y deportes en las Universidades; y ante una indicación sobre la necesidad de aprender idiomas, reconocíó haber sido muy mal estudiantes: "He estudiado alemán 8 años y  no he conseguido aprenderlo, y hasta que presidí el Primer Consejo de Ministros no me enteré de mi ignorancia". El Rey, en efecto,, no duda en hacer referencia a su inadecuada educación: "¿Cómo a un chico, me preguntaba, le va a gustar estudiar matemáticas que él no sabe para qué sirven?-escribe Castillejo-. Le contesté que ahora no se enseña ya a nadie matemáticas en las buenas escuelas, sin cuando las necesita, ni se enseña a leer sino cuando el chico siente gana y estímulo de leer, ni se enseña a escribir sino cuando el chico tiene algo que escribir.


Cabe destacar una curiosa anécdota provocada por Buñuel:

"Yo vivía en el segundo piso del segundo pabellón. Era domingo, y estaba desnudo. Me acababa de peinar, con raya en medio, usando mucha bandolina, y apara que no se me deshiciera el peinado me había puesto un sombrero de paja. En ese momento oí hablar, me asomé. Desde abajo no podían verme más que la cabeza, y mi sorpresa fue verdaderamente extraordinaria al ver que de un auto había bajado el rey y que hablaba con un portero o algo así. Al asomarme, el rey alzó la cabeza, me vio y me preguntó no sé qué acerca de algo que me sonó a que si aquél era 'el camino de Chamberí'. Yo me destoqué y le contesté: 'Sí, majestad'. Farfullé el 'majestad' porque entonces era yo tanto o más nihilista que ahora y me sabía mal emplear la palabra. Pero lo hice. Al día siguiente, don Alberto Jiménez habló con el secretario del rey para presentar sus excusas por el hecho de no haber nadie en la Residencia y de que 'su majestad' había hablado con un residente 'que estaba desnudo'".


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