domingo, 23 de diciembre de 2012

Las Misiones Pedagógicas

Las Misiones Pedagógicas en imágenes



Patronato de Misiones Pedagógicas

El Programa: Fueron organizadas las Misiones Pedagógicas por decreto de 29 de mayo de 1931.
“El Ministro que suscribe estima necesario y urgente ensayar nuevos procedimientos de influencia educativa en el pueblo acercándose a él y al magisterio primario no sólo con la prescripción de la letra impresa, sino con la palabra y el espíritu que la anima y realiza la comunión de ideas y aspiraciones generosas”.
“Se trata de llevar a las gentes, con preferencia a las que habitan en localidades rurales, el aliento del progreso y los medios para participar en él, en sus estímulos morales y en los ejemplos de la avance universal, de modo que los pueblos todos de España, aun los apartados, participen en las ventajas y goces nobles reservados hoy a los centros urbanos”.

Ya en el articulado del decreto pueden hallarse las normas precisas para el desarrollo conveniente del propósito, mediante tres órdenes de actividades:
-          En relación con el fomento general: establecimiento de bibliotecas, lecturas y conferencias, ciclos cinematográficos y/o musicales, exposiciones de arte…
-          En relación con la orientación pedagógica: visitas a escuelas rurales y urbanas, semanas o quincenas pedagógicas abiertas a maestros, lecciones prácticas de letras y ciencias en las escuelas, examen de la realidad natural y social que rodea a éstas, excursiones con los maestros y niños, aplicación posible de los recursos educativos anteriormente mencionados.
-          En relación con la educación ciudadana: reuniones públicas donde se afirmen los modernos principios democráticos, conferencias y lecturas donde se examinen las cuestiones pertinentes al Estado, administración pública y sus organismos, participación ciudadana en ella y en la actividad política.

Las Misiones

Las personas que integran la Comisión deben reflexionar acerca de la manera de contar con lo esencial en la obra de las Misiones, que son los misioneros: aquellas personas que pueden ofrecer la cultura, el desinterés, el entusiasmo y el tacto necesarios para ejercer la influencia a que se aspira.
La dificultad de encontrar misioneros, por la novedad del encargo y la exigencia de realizar un estilo de actuación sencilla y cordial, en que hay que dar lo mejor de uno mismo y despreocuparse de todo afán de lucimiento, obligó al Patronato a proceder con lentitud en la organización de Misiones durante el primer año.
Segovia, Guadalajara, Cáceres, Madrid, León, Asturias, Ávila, Cuenca, Soria, Lérida, Huesca, Palencia…recibieron la visita de las Misiones Pedagógicas en localidades rurales de difícil acceso.
El Sr. Cossío (presidente del Patronato) definía así el propósito de sus obras: escuela ambulante que va de pueblo en pueblo, escuela sin libros, no se aprende con lágrimas ni castigo.

El Gobierno de la República abogaba por una escuela no violenta, por el aprendizaje en contacto con la naturaleza y el contacto directo con el objeto de estudio, se tenía en cuenta al alumno como persona y como participante activo…Todas estas características resultaban innovadoras en un principio.

Se pretendía hacer llegar la enseñanza y la cultura a los lugares alejados, se les “acerca”, lo que tienen “lejos”. Esta escuela es para todos: IGUALDAD: niños/as, adultos (pensando en la primera o segunda oportunidad de aprender).
El éxito de las misiones fue rápido. Relación muy cordial entre el pueblo y los educadores. Todo el pueblo participaba con ganas e ilusión. Se trabajaba en malas condiciones: con frío, mucha gente y de pie…no había asientos para que cupiera más gente, y a pesar de las condiciones poco confortables se llenaba de gente deseosa de aprender cosas nuevas.

Podíamos encontrar en estas misiones un intercambio cultural. Los docentes enseñaban al pueblo y el pueblo les introducía en su mundo de juegos, canciones y costumbres populares.

Servicio de Bibliotecas: Otra idea innovadora fue el “establecimiento de Bibliotecas, fijas y circulantes”. Había que elegir entre una copiosa producción bibliográfica, los libros adecuados, por su contenido, forma y presentación, a la tarea esencialmente vulgarizadora que habían de llenar las bibliotecas.
Con esta idea y la de atraer a las gentes hacia el goce de la lectura, se dio preferencia en las primeras colecciones a obras de contenido amenos, de tipo literario más que científico.
También habría obras de contenido elemental (satisfacer las apetencias de todo tipo de público era uno de los fines principales). Las Bibliotecas contaban con donativos económicos así como de libros, descuentos de editores...


Música

Encontraremos que para las misiones también se utilizarían gramófonos y discos seleccionados de grandes compositores (Mozart, Bach…). Se utilizan las audiciones para enseñar a escuchar música y educar el oído para entender la música. Por tanto, continuaremos viendo una enseñanza de carácter muy innovador.

Cine

El cinematógrafo es el auxiliar más poderoso de la obra de las misiones en los pueblos, algo muy atractivo para el público. Se les enseña una realidad “lejana apara ellos” a través del cine. Por tanto, tenemos la idea del cine (nueva tecnología) como medio transmisor cultural y elemento didáctico fundamental para la divulgación.

Teatro y Coro

Se propone crear un teatro ambulante. Muy importante porque requerían la colaboración ciudadana y se sentían útiles y contentos: se trabaja algo con la práctica, se hace en equipo.
Las obras que se hacían eran: Égloga de Mingo y Pascuala, de Juan del Encina; Las aceitunas, El Convidado y La carátula, de Lope de Rueda; El dragoncillo, de Calderón…
El coro cantaba temas como: Canciones de baile (Zamora), Cantos de boda (Salamanca), Canción del camino (León)…
Se aspira con esta orientación a devolver al pueblo los cantos que un día acertó a crear y perviven aún. El coro y el teatro recibieron la visita de los Señores Ministros de Instrucción Pública y de Marina, Unamuno, Rector de la Universidad Central…y otras personas deseosas de conocer este aspecto de Misiones Pedagógicas.
Estas Misiones tuvieron influencia en otras entidades culturales, que se inspiraron en las actividades y metodología de las Misiones Pedagógicas.



Museo Circulante

Lo integran 14 copias de obras del Museo del Prado y grabados de Goya. Acercar el Arte al hombre, se realizaban para ellos charlas y explicaciones sencilla, con proyecciones complementarias y conferencias públicas. Al irse, dejan reproducciones fotográficas de las obras por el Ayuntamiento de la aldea.



Cursos para maestros

“El Primer Curso breve para maestros nacionales organizado por el Patronato se celebró en San Martín de Valdeiglesias (Madrid) del 16-23 de diciembre último”.
La finalidad era poner un pequeño grupo de maestros en relación con el medio natural, social y artístico en el que desarrollan su actividad pedagógica, como forma de enriquecer. Eran 20 maestros como máximo. Sustitución del tipo conocido de conferencia-discurso por el de conversación con los maestros; realizaciones prácticas en los trabajos que así lo requerían.
Enseñanzas de Lenguaje, Literatura, Geografía…con excursiones para visitar los lugares de interés, especialmente los de orden artístico.
También lecciones de educación cívica, moral y problemas escolares; con ejercicios con niños, veladas de misión pedagógica a lugares cercanos para iniciar a los maestros en esta labor. El fin de todo era extender la labor de las Misiones Pedagógicas.

 RESIDENCIA (1926-1934). Revista de la Residencia de Estudiantes. CSIC, Madrid 1987. Edición faximiñ. Programa de Extensión Científica.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Película



 Página interesante: http://littlesashesmovie-spanish.blogspot.com.es/

Antología de poemas de Federico García Lorca

Aquí podremos ver las referencias concretas al centro residencial y dedicatorias a algunos de sus habitantes o a personas muy vinculadas al mismo que aparecen en la obra de García Lorca.

Susto en el comedor

A Pepín Bello 

Eras rosa. 

Te pusiste alimonada. 

¿Qué intención viste en mi mano 

que casi te amenazaba? 

Quise las manzanas verdes. 

No las manzanas rosadas... 

 alimonada...
 (Grulla dormida la tarde, 

          puso en tierra la otra pata.)


La balada del agua del mar

1919
(A Emilio Prados, cazador de nubes) 

El mar
 
sonríe a lo lejos.
 
Dientes de espuma,
 
labios de cielo.
 

¿Qué vendes, oh joven turbia
 
con los senos al aire?
 

Vendo, señor, el agua
 
de los mares.
 

¿Qué llevas, oh negro joven,
 
mezclado con tu sangre?
 

Llevo, señor, el agua
 
de los mares.
 

Esas lágrimas salobres
 
¿de dónde vienen, madre?
 

Lloro, señor, el agua
 
de los mares.
 

Corazón, y esta amargura
 
seria, ¿de dónde nace?
 

¡Amarga mucho el agua
 
de los mares!
 

El mar
 
sonríe a lo lejos.
 
Dientes de espuma,
 
labios de cielo.
 
Árbol de canción
Para Ana María Dalí 

Caña de voz y gesto. 
una vez y otra vez 
tiembla sin esperanza 
en el aire de ayer. 

La niña suspirando 
lo quería coger; 
pero llegaba siempre 
un minuto después. 

¡Ay sol! ¡Ay luna, luna! 
un minuto después. 
Sesenta flores grises 
enredaban sus pies. 

Mira cómo se mece 
una y otra vez, 
virgen de flor y rama, 
en el aire de ayer.

Juan Ramón Jiménez
En el blanco infinito, 
nieve, nardo y salina, 
perdió su fantasía. 

El color blanco, anda, 
sobre una muda alfombra 
de plumas de paloma. 

Sin ojos ni ademán 
inmóvil sufre un sueño. 
Pero tiembla por dentro. 

En el blanco infinito, 
¡que pura y larga herida 
dejó su fantasía! 

En el blanco infinito. 
Nieve. Nardo. Salina.

Caracola
A Natalia Jiménez 

Me han traído una caracola. 

Dentro le canta 
un mar de mapa. 
Mi corazón 
se llena de agua 
con pececillos 
de sombra y plata. 

Me han traído una caracola
.

. Juegos

. Canciones para terminar
A Rafael Alberti


martes, 11 de diciembre de 2012

Centenario de la Residencia (1910-2010)

Actividades culturales y científicas


En la Residencia de Estudiantes, se cultivaba tanto el cuerpo (ejercicio físico, deporte…) como la mente (actividades culturales y científicas). Ambos caminos imprescindibles para la realización personal se llevaban a cabo en la Residencia.
La Residencia ofrecía cursos de idiomas y sistemas de tutorías (uno de los principales elementos pedagógicos de la Residencia) para complementar la formación que los estudiantes recibían en la universidad. Se creaba un ambiente propicio para que el estudiante quisiera estudiar e investigar, rodeado de literatos, profesores dispuestos a ayudar, y cultura en general.
Además, podíamos encontrar veladas musicales, conferencias, lecturas literarias…


Siguiendo el modelo de la ILE, la Residencia aprovechó su carácter de espacio de convivencia diaria para crear en los residentes un sincretismo entre profesión y vida privada. Su intención era alumbrar un nuevo tipo de formación intelectual en España, en la que la cultura no fuese sólo adquirida por el estudio, sino también por el ambiente en el que se desarrollaba la vida diaria, creando así una cultura vivida.

No debemos olvidar que la vida cultural de la Residencia se completaba con sus publicaciones, que difundían la ideología y el espíritu de la “Resi” y eran un foco cultural de las noticias más interesantes del momento.

Por tanto, repasemos despacio las diferentes actividades culturales que podíamos encontrar en la Residencia de Estudiantes:


La música, formaba parte de una de las actividades principales, el piano Pleyel del salón residencial era uno de los pocos lujos permitidos en la Residencia; éste fue utilizado informalmente por Federico García Lorca para alegría de los residentes.
En las reuniones que tenían lugar después de la cena, los residentes fueron tomando contacto con la mejor música de todos los tiempos, sobre todo clásica y romántica cuyo conocimiento está en la base de toda formación. Destacaron: D. Jesús Bal y Gay, Cuartetos de Corvino y Rafael Martínez, Turnia, Conrado del Campo, Rodríguez Sedano…

Fueron también numerosos los poetas extranjeros que pasaron por la Residencia, hospedado por D. Alberto Jiménez: Paul Valéry, Paul Claudel, Louis Aragon…
En 1931, La Barraca, teatro universitario dirigido por Federico García Lorca y cuyo presidente fue uno de los “espíritus” de la Casa, Arturo Sáenz de la Calzada, interpretó el entremés de Cervantes Los dos habladores y La Guardia Cuidadosa y el auto sacramental de Calderón La vida es sueño en la que actuó el propio Federico. La Barraca ensayaba siempre en el Auditorium, que precisamente se inauguró con dos representacioens teatrales.

Otro residente a destacar fue Luis Buñuel, quien presentó una serie de proyecciones cinematográficas que expresaban las maás modernas tendencias del momento: Rien que les heures de Alberto Cavalcanti, Entre acte de René Clair, un film de Jean Renoir. Todos los sábados había proyección de películas con explicaciones previas, asistir a este ciclo de cine costaba 5 pesetas al mes.

Las tertulias nocturnas y los cursillos de noche eran uno de los grandes atractivos de la Residencia, solían acudir literatos, novelistas y escritores españoles que formaban la “intelligentzia” española y que solían residir en Madrid. Unamuno participaba en estas tertulias, era huésped ocasionalmente, también acudieron a alguna tertulia personajes como Valle-Inclán, Manuel Machado…

Como factor importante para mantener un buen espíritu y promover la curiosidad intelectual hacia todo orden de conocimientos y favorecer la formación de una cultura general, la Residencia fomenta la realización de excursiones y viajes, como se afirma en los Principios Pedagógicos de la Institución, es uno de los más acabados caminos para acceder a la completa educación del estudiante.

Así, más allá de la ampliación de conocimientos con carácter globalizador que procuraban, las excursiones y viajes, motivo además de acercamiento entre profesores y alumnos, al igual que el deporte, tenían que contribuir de forma destacada al desarrollo de los rasgos individuales y sociales de la persona, facilitándose al mismo tiempo un mayor grado de responsabilidad social.
En la Residencia de Estudiantes prevalecían unas excursiones de tipo artísticas e históricas, reclamando el influjo y ejemplo de Cossío, tras señalar su práctica de una estética andante que le llevaba en continuas peregrinaciones a ciudades históricas, a pueblos apartados, a palacios, a conventos y rincones olvidados de toda España, en busca y descubrimiento de bellezas con que iba reconstruyendo la gloriosa participación de España en la historia del arte.
Se realizaron numerosas conferencias, excursiones a la Sierra de Madrid y ciudades cercanas de interés artístico. Los residentes solían hacer fotografías de los monumentos, algunas de las cuales se publicaban en Residencia por su novedad o perfección técnica. Las ciudades visitadas solían ser: Ávila, Toledo, Segovia, El Escorial…También se visitaban los museos de Madrid

La Residencia organizaba visitas regulares a las colecciones y pinacotecas madrileñas como complemento del aprendizaje artístico proporcionado por las excursiones, y en un sentido más teórico, por las conferencias impartidas sobre estas materias.




Primer número de la revista Residencia

Su primer número se inicia con la siguiente presentación:

           "Muchas son las palabras de cariño que todos los años nos llegan a la Residencia, 
invitándonos a ensayar un medio de reacción continua entre los más distantes Residentes,
que acuse la comunidad de sentimientos creada por la convivencia residencial.
           Para responder a estas afectuosas excitaciones  nos decidimos ahora a fundar una 
revista cuatrimestral que informe sobre nuestra vida y nuestras obras a los que han pasado
horas felices en la Residencia y guardan un grato recuerdo del esfuerzo con que ayudaron
 a sustentar los ideales de la casa; a los que simpatizan activamente con su obra educativa;
 y, en general, a todos los que desean adquirir noticias sobre su organización y
 funcionamiento.
             No disponemos de los medios adecuados para que nuestra revista sea todo lo
autorizada y amplia que desearíamos, apoyando los sucesos que construyen diariamente
 la personalidad moral de la Residencia, en las explicaciones, fundamentos y referencias
que les prestan su sustancia ideológica. Será más bien, por hoy, una enumeración de hechos
 salpicados de colaboraciones esporádicas, las cuales irán dibujando, cada vez con mayor
 precisión, las distintas secciones de que consta la revista.
             Pero si logramos satisfacer el anhelo de frecuente correspondencia que nuestros 
amigos y nosotros sentimos; si informamos, aunque sea fragmentariamente, sobre nuestra
vida, a los que con tanta frecuencia nos piden noticia de ella; y si acertamos a reflejar las 
cruzadas influencias que forman el ambiente de nuestra institución, habremos cumplido
nuestro propósito. Éste no se logrará, sin embargo, mientras nuestros amigos no colaboren
 con nosotros para dar a este ensayo el interés y la amplitud que pueden asegurar la vida
 de la revista y hacerla más eficaz y atractiva."



El rostro de la Residencia de Estudiantes






En 1913 se eligió como anagrama y sello de la Residencia de Estudiantes la cabeza de una estatua clásica, el Efebo rubio. Es una imagen de un atleta joven, imberbe, que representa todos los valores del clasicismo griego: moderación, contención, equilibrio, humildad, sobriedad, esfuerzo…Objetivos educativos que comparte el proyecto que impulsó la Residencia.
El mundo griego se caracterizaba por el equilibrio, por la belleza, pro el saber, por la filosofía… por lo tanto podría evocar este Efebo, un deseo de esa vuelta al pasado, a cómo se valoraba el saber, la precisión…

De hecho, la escultura clásica griega podría ser un ejemplo de multidisciplinaridad, al igual que lo fue la Residencia, un centro en el que se cultivaban el cuerpo, la mente, las relaciones sociales…En la escultura clásica se fusionaban los conocimientos matemáticos, anatómicos, artísticos, sobre cantería…

Las civilizaciones griega y romana fueron considerados períodos clásicos, por tener establecidos patrones culturales que se convirtieron en cánones y que hoy continúan siendo válidos.

Labor educadora en la revista Residencia


La Residencia de Estudiantes inicia muy tempranamente una actividad editorial propia, a semejanza con centros universitarios extranjeros prestigiosos, como los ingleses y americanos, el punto de partida de las publicaciones de la Residencia fue la difusión e intensificación de su acción cultural y educativa.
Las publicaciones que hacía la Residencia eran sobre conferencias en la Casa, sobre algún libro importante escrito por un residente o amigo de la institución. La finalidad de las publicaciones era “perpetuar la eficacia de las conferencias que más interés habían despertado y añadir a estos trabajos otros originales que tendieran a expresar una ideología de amplio interés en forma cálida y personal”, según D. Alberto. No se trataba de dar publicidad a los trabajos realizados por los residentes sino de exponer y dar a conocer el ambiente vital y nivel cultural de la Residencia de Estudiantes.
La Residencia de Estudiante, siguiendo los modelos anglosajones, cuenta en 1926 con una publicación periódica propia, la revista Residencia.



La revista asume la misión de prolongar la acción del centro entre sus antiguos alumnos, manteniendo los vínculos creados, a través de la revista se difunden las actividades residenciales, se expresan sus realizaciones y se plasma su personalidad moral y su sustancia ideológica.
La Residencia surge como una necesidad sentida por los residentes y antiguos residentes. Las cubiertas de Residencia estarán presididas por “el atleta rubio”, emblema residencia que aparece también en las invitaciones y programas de conferencias, la revista muestra algunos cambios en la presentación y el color-azul, gris, amarillo, beige- a lo largo del tiempo.

Los anunciantes constituyen la fuente de financiación de la revista, los anuncios publicitarios se agrupan al comienzo y al final de cada número y tienden a ajustarse a las características de los lectores: predominan los de librerías y editoriales- Espasa-Calpe, Hernando-, de diversas publicaciones especializadas- Revista de Pedagogía-, algunas de carácter internacional- Arquitectura Española, Universitario- y los de distintas instituciones como la Tipografía Nacional y la Real Sociedad Española de Historia Natural.

La revista se caracteriza por un tono expositivo mesurado y sereno y por su carácter multidisciplinar, pero, sobre todo, por la escasez de noticias de la actualidad inmediata española o de referencias a sucesos o hechos contemporáneos del entorno próximo.

Anécdotas

Algunos residentes fueron partícipes de anécdotas "divertidas" que ocurrieron en la Residencia y por las cuales, el director tuvo que tomar soluciones especiales para esos comportamientos.

Alberto Jiménez Fraud tuvo que dar explicaciones con ocasión de "una faena de pícaros", realizado por García Lorca y Dalí con un "matrimonio sudamericano, personas de la diplomacia": "Discurrieron invitarlos -escribe Moreno Villa- para venderles un cuadro de Dalí por las buenas. Encargaron una gran bandeja de dulces a Lhardy, la mejor pastelería de Madrid, tomaron su té, platicaron y rieron mucho, entre alabanzas a la obrita que querían colocar. Pero los diplomáticos no picaban, como se dice vulgarmente. Y, entonces, García Lorca, con gran cinismo le dijo al señor: '¿No tendría usted en su cartera un par de billetes de cinco duros?' El señor sacó su cartera y los dos billetes. '¡Muy bien-exclamó Federico-, éste para Salvador y éste para mí! Y vámonos Salvador, que estos señores son unos pelmazos'. Los diplomáticos presentaron sus quejas al presidente de la Residencia".

La pintoresca visita que Buñuel realizó al Museo del Prado en compañía, según se indicó, de alumnos del Curso de Vacaciones para extranjeros obligaría también a intervenir al Presidente de la Residencia.
"Mañana, visita a El Prado con Luis Buñuel."
"Me siguió un nutrido grupo de norteamericanos, que no sospechaban la superchería, lo cual me dio un primer atisbo de la inocencia norteamericana. Mientras les llevaba por las salas del Museo, les decía lo primero que me pasaba por la imaginación: que Goya era torero y mantuvo funestas relaciones con la duquesa de Alba, que el cuadro de Berruguete Auto de Fe es una obra maestra porque en él aparecen ciento cincuenta personajes. Los norteamericanos me escuchaban muy serios, y algunos hasta tomaban notas. Pero unos cuantos fueron a quejarse al director"


Tampoco pudo permanecer impasible cuando el futuro cineasta "quiso hipnotizar al escribiente de la Residencia, que llegó a cobrarle miedo". Conseguí hacer dormir con bastante facilidad a numerosas personas- recuerda Buñuel-, en particular al ayudante del contable de la Residencia. un tal Lizcano, haciéndole mirar fijamente mi dedo. Un día me costó muchísimo trabajo despertarle".

No podría inhibirse tampoco el Presidente de la Residencia ante "una broma de tipo aragonés" de Buñuel- levantase a medianoche, llenar baldes de agua y echarla por las rendijas del cuarto donde estaban durmiendo Federico y Dalí, según el testimonio de Alberti.

Ni antes la aventura de la Cabaña en el desierto, narrada por García Lorca como la más divertida de las ideadas en el centro residencial: "Un día nos quedamos sin dinero Dalí y yo. Un día como tantos otros. Hicimos en nuestro cuarto de la Residencia un desierto. Con una cabaña y un ángel maravilloso (trípode fotográfico, cabeza angélica y alas de cuellos almidonados). Abrimos la ventana y pedimos socorro a las gentes, perdidos como estábamos en el desierto. Dos días sin afeitarnos, sin salir de la habitación. Medio Madrid desfiló por nuestra cabaña".

Escrito de Gabriel Celaya "El retrato del Residente"


La forma sutil e indirecta de conseguir “la entrega” de los residentes a una conducta honorable, ha sido ejemplarmente puesta de manifiesto, muchos años después de clausurarse el centro, por Gabriel Celaya en las siguientes estrofas, que, además, evidencian el método empleado –el ambiente y el ejemplo- y, de forma más general, la pretensión reformista y el alcance de la Residencia de Estudiantes:

“¡Cuántas veces allí, señorito rebelde           ,
intenté suficiencias, procuré dar estado
a una estúpida furia y a un afán sin objeto!
Mas era inútil. Nada gritaba yo gritando.
Nadie me levantaba paredes, ni oponía
A cuanto yo pedía coerciones o engaños.

Nadie me restringía. Nadie me atropellaba.
Todo era en torno un orden tranquilo funcionando.
Y allí Del Río Hortega, y allí García Lorca
como locos, más siempre fijos en su trabajo.
Miré en torno y entonces sentí la gran vergüenza
de ser pobre diablo que hace gestos en vano.

No sé quien me ha enseñado. No sé como dictaba
a aquellos que llegaron sólo un poco más tarde,,
con baúl y raquetas, gramófono y dandismo,
esto que nos hacía limpios y responsables.
Se bebía en el aire. Se sentía en los otros.
Era mi Residencia como un mundo más grande.

¡Más grande! Y, sin embargo, sin gestos ni aspavientos,
como aquella sonrisa buida que flotaba
en ti, Moreno Villa; como en Llorca, menudo,
 humilde y laborioso, con su corbata blanca;
 o en Ricardo Orueta con su amor: La belleza
visible en el atleta de la última Olimpiada.

Había todo esto, y antes, la Prehistoria:
Pepín Bello, Dalí, Lorca, Buñuel y Prados:
Unos bellos excesos y una limpia locura
 que tras la primavera dio el fruto de un trabajo
cumplido sin pensarlo, vivido en la alegría
 que así, contra el vacío, disparó un amor vasto.

Hoy todo esto parece casi mitología.
Mas no es sólo un recuerdo, mi siempre España en alto,
 distinta la pobre que aún estamos sufriendo.
Porque eras tú, la indemne, posible, que he besado
y seguiré besando, pese a todo creyendo.
Colina de los Chopos, ¿hasta cuándo, hasta cuándo?
(…)
Recuerdo a don Alberto Jiménez Fraud, tranquilo,
 gobernándolo todo como quien no hace nada.
Recuerdo a don Miguel, y a Juan Ramón, y a Ortega,
y el susto que me daban si de pronto me hablaban,
y el interés humano que yo, estudiante equis,
en ellos despertaba, conmigo levantaban.

Sin sentir, nos armaron hombres y aquí seguimos
como nos enseñaron, durando contra todo,
llorando, mas también mordiéndonos los puños,
mordiendo mucha muerte mas clavando los codos,
 trabajando, mostrando que somos los de siempre,
y hablando por España como un oculto coro”



Las cuotas diarias de la Residencia


Poema

Desde Málaga, donde se instala en 1924 tras pasar probablemente un breve periodo en la Residencia, después de haber estado, a lo largo de 1921-1922, estudiando Filosofía en la Universidad de Friburgo y realizando diversos viajes por Europa, Emilio Prados seguirá muy vinculado, a través de la imprenta Sur y la revista Litoral, a algunos de sus compañeros del centro de los Altos del Hipódromo, como García Lorca o Dalí, y, de forma más general, a buena parte de los poetas que sin duda tuvo ocasión de tratar en la colina de los Chopos. Su poema "Homenaje", fechado en México el año 1961, e incluido en el número conmemorativo de la revista Residencia publicado en diciembre de 1963, pone de manifiesto su recuerdo del centro residencial:

"Sin palabras, ni gesto, el pensamiento
se agrandaba: era flor que nos abría...

El gran álamo, el único -¿el maestro
anterior?-, siempre fiel y junto al agua,
presidía,, observaba, era equilibrio
en cada instante necesario. Allí,
sobre el canal y casi al pie del puente,
hacia el lado interior -cerca del alma-
juzgó y juzga.
Una vez, el pensamiento,
respiración y luz abrió a un muchacho
oscuro y, por su cuerpo perseguido, 
siendo sol: ¡entró en él a iluminarlo!
Su sangre oculta -propia- sintió ajena...
Y, un día, cruzó el puente.
'¡Adiós!'- él álamo
le dijo, desde adentro, al pasar-: 'Mírame!'...
Miró el muchacho y vio moverse al agua.
'¡Adiós!', dijo el reflejo al pie del árbol,
en vértice y central,, fusión de un mundo
que no olvida...
(¡Fui, yo!)
-Pero ¿el maestro?
-El anterior. El fiel.
¡Aún vive el álamo!"

"El Grupo de los Alacres": Salvador Dalí


Salvador Dalí se instala en la Residencia de Estudiantes en el otoño de 1922, coincidiendo con su primer viaje a Madrid y su inscripción, para seguir la carrera de pintor, en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, tras realizar un examen de ingreso. Su padre, el notario Figueras Salvador Dalí y Cusí, y su hermana Ana María, que le acompañan, se hospedan asimismo unos días en la Residencia, prueba indudable de la flexibilidad del centro.

El aire poco convencional del joven pintor, que, nacido el 13 de mayo de 1904, tiene entonces dieciocho años –“la indumentaria de Salvador”, escribe Ana María Dalí, “llegaba ya a un grado de extravagancia alarmantes. (…) La melena le cubría enteramente el cogote; la chalina asumía unas proporciones enteramente anormales; llevaba, además una boina negra y peluda, y una capa muy extraña”-. El propio Salvador Dalí recuerda especialmente que durante una sesión cinematográfica a la que asistió con su familia en esos días “todos se volvían para mirarme, como si fuera una cosa muy rara. Con mi chaqueta de terciopelo; mi cabello, que llevaba como una niña; mi bastón de puño dorado, y mis patillas, que bajaban hasta más allá de la mitad de mis mejillas, mi aspecto era en verdad tan exótico e insólito, que me tomaban por actor de teatro”.


La primera impresión que el pintor produce, recién llegado, en los residentes parece estar fuertemente marcada por su aspecto estrafalarios que, por lo demás, acentuaría en los primeros mese de estancia en la Residencia: “Compré un gran sombrero de fieltro negro –escribe Salvador Dalí, rememorando ese periodo,- y un apipa que no prendía ni fumaba nunca, pero que mantenía constantemente colgando a un lado de mi boca. Me asqueaba el pantalón largo, y decidí llevarlo corto, con medias y a veces bandas. Los días de lluvia llevaba un impermeable que había traído de Figueras, pero tan largo que casi llegaba al suelo. Con este impermeable, llevaba el gran sombrero negro, del cual surgía mi cabello a cada lado como crines”. Buñuel, que le describe como “un muchacho tímido, con una voz grave y profunda”, y le atribuye “una viva irritación hacia las exigencias cotidianas de la vida”, destaca, además de su largo pelo, su “atuendo extravagante, consistente en un sombrero muy grande una chalina inmensa, una americana que le llegaba hasta las rodillas y polainas”. Su retraimiento, su timidez, rasgos a los que además de Buñuel hacen referencia otros testimonios –“Salvador Dalí, entonces, me pareció muy tímido y de pocas palabras”, recuerda Alberti. “Me dijeron que trabajaba todo el día, olvidándose a veces de comer o llegando a ya pasada la hora al comedor de la Residencia”-, y que Moreno Villa resalta en un penetrante retrato del entones joven residente –“Delgaducho, casi mudo, encerrado en sí, tímido (¿quién lo dijera?), como un niño abandonado por primera vez o separado violentamente de su padre y de su hermana, melenudo, no muy limpio, enfrascado siempre en las lecturas de Freud y de los teorizantes modernos de la pintura!-, le mantiene los primeros meses al margen de la vida residencial y sin contacto alguno con el grupo al que posteriormente se vincula tan íntimamente.


Resumiendo esta etapa de soledad y aislamiento, de dedicación exclusiva a la pintura, escribe Dalí: “Me lancé a mis estudios en la Academia con la mayor resolución. Mi vida se reducía estrictamente a mis estudios. No vagaba ya por las calles, no iba al cine. Salía sólo para ir de la Residencia de Estudiantes a la Academia y para regresar de la Academia a la Residencia. Evitando los grupos que se reunían en ésta, iba directamente a mi pieza, donde me encerraba para continuar mis estudios. Los domingos, en la mañana, iba al Prado y esbozaba planos cubistas de la composición de diversas pinturas. El trayecto de la Academia a la Residencia de Estudiantes, lo hacía siempre en tranvía. De este modo gastaba como una peseta diaria, y me atuve a este programa durante varios meses”. Ni siquiera las sugerencias de su padre incitándole a suavizar tan “ascética conducta” hacen mella en el joven pintor que, sin relación alguna con el entorno residencial, trabaja febrilmente en el silencio de su habitación, que le sirve de taller: “En mi cuarto –prosigue- empezaba a ejecutar mis primeras pinturas cubistas, que estaban directa e intencionalmente influidas por Juan Gris. Eran casi monocromas. Como reacción contra mis anteriores periodos colorista e impresionista, los únicos colores de mi paleta eran blanco, negro, siena y verde aceituna”. Su obra de esta etapa –“todo en mis pinturas iba tomando un sabor cada vez más severo y monástico”- refleja, en opinión del mismo Dalí, su forma de vida “tan metódica, sobria y aplicada”.

Un hecho casual iba a romper, finalmente, al cabo de cuatro meses, su retraimiento, y provocar su integración en el grupo de la vanguardia artística y literaria que hasta entonces le conocía como “el pintor checoslovaco”, según señala Buñuel, o “el músico”, o “el artista”, o “el polaco”, de acuerdo con lo que indica el propio Dalí, que atribuye justamente este rechazo inicial a su aspecto general. “Un día en que me hallaba fuera, la camarera había dejado mi puerta abierta, y Pepín Bello vio, al pasar, mis dos pinturas cubistas. No pudo esperar a divulgar tal descubrimiento a los miembros del grupo. (…) Vinieron en grupo a mirar mis pinturas y, con el esnobismo que llevaban ya agarrado al corazón, amplificada su admiración en gran manera, su sorpresa no conocía límites. ¡Que yo fuera pintor cubista era lo último que se les hubiera ocurrido! Admitieron francamente su antigua opinión de mí y me ofrecieron su amistad incondicional”.

Superados algunos recelos, el pintor descubre en este ambiente, una nueva forma de vida inspirada sin duda en ese “dandismo combinado con cinismo” Que, en su opinión, “manifestaban con consumada mundanidad” sus recientes amigos. El acercamiento a intelectuales de muy diverso significado, el contacto con las vanguardias artísticas y literarias en la Residencia y fuera de ella –las tardes en cafés, las veladas en el Ritz, en el Crystal Palace, en el Club del Rector, en el Florida, en teatros y tabernas- abren horizontes muy amplios al retraído y provinciano Salvador Dalí. “El grupo me enseñó a ‘ir de juerga’”.
Tal aprendizaje simboliza ejemplarmente la radical transformación de Dalí, y ante todo, de sus antiguas costumbres austeras y ahorrativas, ahora totalmente modificadas. Se efectúa un drástico cambio en su peinado, ahora corto y alisado hacia atrás con brillantina. Finalmente una nueva indumentaria, lo que al cabo de tres días completó su nuevo aspecto: con ello, “mi potencialidad de dandismo quedaba ya definitivamente establecida” comenta Dalí. El influjo del ambiente residencial, canalizado a través de su grupo más vanguardista, aparece expresamente reconocido por el pintor al presentar su cambio como un intento de armonización con el entorno.

La elocuente transformación de Salvador Dalí a que se ha hecho referencia manifiesta la huella de sus tes años pasados en la Residencia; del estímulo creador que supuso convivir durante ese periodo con algunos residentes constituyen buena muestra sus colaboraciones ya señaladas con García Lorca y Buñuel, con quienes se mantendría en contacto años después de dar por terminada su estancia en la institución de la calle Pinar.

Las ilustraciones de Dalí para la revista Residencia, de las que se dará cuenta más adelante, adquieren así valor no sólo como muestra de su contribución al centro residencial, sino como testimonio de su quehacer de dibujante en esa etapa.